RUTA POR EL PATRIMONIO NATURAL
(pincha sobre las imágenes para verlas a tamaño completo)
​
Aunque su imagen sigue asociándose con paisajes desérticos y sin vida, la estepa de Peñadil, Montecillo y Monterrey, zonas protegidas LIC, esconden más de lo que podemos apreciar a simple vista. Bajo su apariencia árida y desolada, es uno de los ecosistemas de mayor interés de la Península Ibérica por la presencia de especies de conservación prioritaria.
​
Esta estepa, típica del valle del Ebro, atesora un rico ecosistema gracias a la capacidad de adaptación de su flora y fauna. Su escasa vegetación, formada por arbustos de bajo porte, matorrales, plantas y suelo desnudo u ocupado por liquen, se combina con cultivos de secano que estéticamente dibujan un característico mosaico.
​
El Barranco de la Cañada divide este paraje de Ablitas en dos zonas. En la parte occidental los suelos están dominados por yesos cristalinos, muy escasos en Navarra. Son precisamente estos minerales los responsables de la vida vegetal del lugar, ya que, a pesar de la sequía, algunas plantas pueden sobrevivir gracias al agua que extraen de minerales como el yeso. Es el caso de la Gypsophila hispánica, más conocida como “jabonera” por sus propiedades limpiadoras naturales, que ha encontrado en este entorno su hábitat ideal; y también de la Astragalus clusii, también conocida como alquitira o garbancera, que es una planta endémica de Ablitas, que se utilizaba en medicina popular, especialmente su raíz, por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, gracias a su riqueza en compuestos fenólicos.
La presencia de este tipo de matorrales favorece la presencia de aves esteparias, que aprovechan estos arbustos para ocultarse de los depredadores. La alondra de Dupont, una especie que requiere de lugares llanos y con poca vegetación, se ha adaptado perfectamente a la estepa de Peñadil, Montecillo y Monterrey. Junto a la alondra, comparte el espacio la ganga común; anfibios, como el sapo de espuelas o el sapillo moteado; insectos y micro mamíferos como musarañitas, topos mediterráneos, comadrejas, etc.​
​
Equilibrio entre conservación y aprovechamiento
Al igual que ocurre con las especies animales y vegetales, el ser humano también ha sabido adaptarse y promover un aprovechamiento del terreno basado en la ganadería, principalmente ovina, y en la agricultura extensiva, que ha permitido la conservación de este ecosistema.
​
Aunque no es un espacio muy visitado, existe la posibilidad de recorrerlo a través de rutas BTT y observar algunos de los enclaves más significativos por su altitud:
- la cumbre del Espolón (427 m), frente al castillo.
- los Altos “del Mojón” (433 m), cercano al límite con la provincia de Zaragoza.
- el Cabezo de “La Mesa” (427 m), a 2 km del núcleo urbano.
Otra opción interesante es recorrer la calzada romana que atraviesa la Ribera de Navarra y que tiene en Ablitas su Centro de Interpretación.




