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VISITA A LA CALZADA ROMANA

(haz clic en las imágenes para verlas a tamaño completo y poder descargarlas)

Centro de interpretación en Ablitas a unos 4 kilómetros del centro urbano.

Probablemente estamos ante el tramo de Calzada Romana mejor conservado, no sólo de Navarra, sino de todo el Valle del Ebro. Se trata de 200 mts de vía, que han “salido a la luz” en parte gracias a los trabajos realizados con la Concentración parcelaria de Ablitas y de Cortes. 

En el año 2012, se pudo acometer, gracias a las ayudas europeas, la adecuación de esta área interpretativa de la Calzada Romana. 

Las Calzadas Romanas eran obras de Ingeniería perfectamente planificadas y proyectadas. Afirma el viejo refrán que “todos los caminos conducen a Roma”, y no le falta razón, ya que, en época Romana, existía una red de vías que permitía que prácticamente todas las regiones del Imperio estuviesen interconectadas, teniendo a Roma como epicentro. Representan uno de los mejores exponentes del nivel que alcanzó la Ingeniería Romana. Tal vez no gozan de la fama de los anfiteatros, puentes o acueductos. Las Vías fueron planificadas por excelentes ingenieros, primando en su construcción elementos como la meticulosidad, rigor y disciplina. 

La construcción de las Vías romanas exigía un completo conocimiento del terreno. Roma, conquistaba un territorio (bien por métodos bélicos o pacíficos), y tras su control comenzaba a imponer su control, comenzando por la implantación de un sistema de control de las vías de comunicación terrestres. Las vías estaban planteadas para unir ciudades y territorios. Se buscaba la tendencia a la línea recta, procurando mantener una pendiente lo más próximo a la horizontal, procurando evitar los desniveles y las pendientes superiores al 6%. 

Nuestra Calzada

La vía ante la que estamos, fue una de las más importantes de Hispania, sigue el recorrido del corredor del Ebro, conectando el Mediterráneo con el Cantábrico. Por este trazado transitaron las producciones auríferas del Bierzo, el hierro procedente del Mons Chaunus (Moncayo), las producciones cerámicas del territorio de la actual Rioja, o el aceite, vino y grano producido en todo el Valle Medio del Ebro. 

Gracias al Itinerario de Antonino, que realiza una descripción de las vías romanas del Imperio, conocemos que los romanos denominaron a esta Calzada como Vía de Hispania a Italia. En concreto su trazado era desde Tarraco (Tarragona) hasta Asturica Augusta (Astorga y León), pasando por Caesaraugusta (Zaragoza) y por aquí. Nuestro tramo, corresponde a la etapa que discurría entre Belsinone (Mallén) y Cascantum (Cascante). Teniendo una distancia en torno a los 30 kms. 


Como construían las Vías:  

Lo primero que debemos tener en cuenta es que pertenecía a una Vía Interurbana, por lo que debemos dejar apartado la errónea imagen de que las calzadas estaban cubiertas por losas. Las Calzadas romanas eran similares a nuestros caminos agrícolas actuales, con piso de gravillas y tierra como capa de rodadura. Debemos tener en cuenta lo costoso que sería el enlosar los kilómetros y kilómetros de calzadas romanas, además debemos considerar las molestias y riesgo que supondría el descalce de las losas unas con otras, lo que podría ocasionar caídas de los caballos o sobresaltos en los carros. Además, es muy probable que los romanos no tuviesen generalizado el uso de las herraduras. El enlosado sí estaba presente en las vías urbanas (dentro de las ciudades) debido a cuestiones de higiene (evitar polvo y demás de las vías de tierra, etc). 


Los Romanos seguían un modelo estándar a la hora de construir una calzada. En este área podemos apreciar cómo se construían las Calzadas Romanas interurbanas. Con la finalidad de hacer interpretable los restos se optó por realizar un decapado sobre parte de los restos de la Vía para permitir una mejor comprensión sobre cómo era la estructura y las técnicas constructivas de las vías interurbanas. 

El método utilizado era el terraplenado sobre el terreno:

  1. Tras un reconocimiento del terreno, se planificaba el recorrido de la Vía. El ingeniero y el topógrafo (Agrimensor) trazaban la vía, tratando de evitar las pendientes y tendiendo a la línea recta.

  2. Posteriormente se procedía a la señalización y marcaje de la franja de 40 mts de anchura donde se construía la Calzada. Para ello se procedía al desbroce del terreno (eliminando la vegetación existente). 

  3. El siguiente paso era excavar el terreno hasta llegar al estrato geológico, configurando una franja explanada. 

  4. Después se procedía la delimitación (mediante una cuerda guía sujeta a estacas) y colocación de los bordillos perimetrales. Como vemos éstos estaban perfectamente alineados (evidencia de la meticulosidad y disciplina que los romanos ponían en su trabajo). 

  5. Sobre el estrato geológico, se disponía la capa más importante, la de cimentación, formada por piedras gruesas de mayor tamaño procedentes del entorno (en nuestro caso bloques de yesos, alabastros, piedra caliza y arenisca, nódulos de sílex. Este material era extraído del terreno de los alrededores, de los cabezos de alrededor). 

  6. Sobre estas piedras se vertía generalmente una fina capa de tierra, con el objeto de compactar todo este nivel.

  7. Posteriormente se procedía a la disposición del paquete de firme realizado mediante gravas, tierra, sílex y yesos de menor tamaño que la capa anterior. Esta capa solía tener un espesor entre los 15-20 cms (pudiendo alternarse sucesivas capas hasta formar un paquete de unos 90 cms de grosor). 

  8. Por último, se situaba la capa de rodadura, realizada a base de material pétreo de pequeño tamaño, compuesto generalmente por zahorras y gravillas, con un espesor medio de unos 10-15 cms. (esta sería la capa sobre la que circulaban los caballos, los carros, y los viandantes). 


El material era vertido mediante carros tirados por caballos o mulos, que transportaban las piedras desde las canteras hasta el lugar donde se construía la vía. Cada capa era volcada sobre la vía, y posteriormente era extendida y compactada. Como podemos apreciar el resultado era la creación de una pequeña loma sobre el terreno, fruto de la aportación de estos paquetes de material pétreo. Si apreciamos el corte que tenemos delante se asemeja a un trapecio. La vía tiene una anchura de 6 mts, suficiente para permitir el paso de dos vehículos sobre la Calzadas. Su base ronda los 12 mts de anchura. A los laterales cuenta con una pendiente en sus cunetas para permitir la evacuación de las aguas. Como hemos dicho, el terraplenado sobre el terreno fue la técnica utilizada en nuestro trazado. Su espesor suele estar entre los 50-90 cms de grosor. (En Cortes, “gracias” al canal de Lodosa construido en 1935, podemos apreciar uno de los mejores tramos donde poder apreciar la sucesión de capas, que en conjunto presenta un espesor de 90 cms). 

Mantenimiento de las Vías

La administración romana, generalmente era la encargada de la construcción y conservación de las calzadas. Con la crisis del S.III y la caída del Imperio Romano, la red viaria sufrió el abandono de labores de mantenimiento y conservación. Ello provocó que en muchas ocasiones el transcurrir de vehículos provocase el desgaste y desaparición de buena parte de las gravas que formaban la capa de rodadura y el paquete de firme, teniendo como resultado que se acabase circulando y rodando sobre la capa de cimentación original. Ello ha contribuido a creer que las Calzadas tenía en su superficie enlosado o adoquinado. 


Abandono de nuestra Vía

El actual camino que hemos recorrido conserva el topónimo de camino de Mallén o de los Romanos, en alusión clara a la vía que discurría entre Cascante y Mallén (la antigua Belsinone). Con la caída del Imperio Romano en el s. V, esta zona del Valle del Ebro pasa a ser dominada por los pueblos visigodos, a los que le suceden el control musulmán. Es en este periodo cuando Tudela se convierte en el principal núcleo poblacional, enclave que se consolidará en la época bajo medieval y Moderna. Este hecho supone que Tudela sirva como foco de atracción de las comunicaciones, motivo por el cual este tramo de Calzada que en un momento fue el principal de toda esta región, pasará a tener una importancia secundaria, trazándose otro vial que será en adelante más importante, desde Mallén-Cortes hasta Tudela, vial que posteriormente se convirtió muy probablemente en la actual N-232, procedente de Zaragoza y con dirección a Logroño. Nuestra calzada conservó su nombre vinculado al pasado romano y su consideración como cañada o camino. 

Curiosidades

Miliarios

Las Vías romanas contaban con una variada y completa señalización a lo largo de su recorrido, en puntos como en las salidas de las ciudades, en los cruces o en las paradas de posta, con indicadores de las distancias y direcciones a tomar. Los miliarios se colocaban cada mil pasos romanos al pie de las calzadas (hay dudas sobre su equivalencia con las medidas actuales, en cualquier caso, estaría entre los 1.480 mts y 1.670 mts). Su misión era señalizar la distancia que había entre el punto en el que se encontraban y la ciudad próxima más importante. Lo habitual es que fueran en piedra y que tuvieran forma de columna cilíndrica con un pedestal. Sus dimensiones eran muy variables, por lo general entre 1,5 y 2 metros de altura y entre 60 y 80 centímetros de diámetro. Contaban con texto epigráfico tallado en la roca, perfectamente alineado, siendo frecuente el uso de abreviaturas. Solían repetir un modelo definido: Apareciendo en primer lugar el nombre del emperador bajo cuyo mandato se construía o modificaba la calzada. Posteriormente la distancia hasta localidad próxima más importante de la vía. Y en ocasiones el nombre del gobernador o la unidad militar responsable de las obras. 


¿Cómo sabemos que es romana la vía?:

El análisis completo de su método constructivo, con la estructura pétrea del camino mediante el análisis de cada una de las capas, con sus espesores y características (áridos), su procedencia, etc. La suma de esos factores identifica el afirmado romano y lo diferencian del de otras épocas. (La implementación de una de un afirmado sobre el terreno geológico, creando pendientes longitudinales bajas, combinada con una proyección en planta optimizada para reducir distancias entre los puntos a comunicar, caracteriza indudablemente a una vía o calzada romana). 

Métodos de identificación de las vías romanas en la actualidad:

Junto con la Arqueología, la prospección y la fotografía aérea, la toponimia es otra de las fuentes por las que se puede llegar a identificar una vía romana. En nuestro caso se encuentra fosilizado en la toponimia con la denominación de Camino de los Romanos, Camino de la Calzada o Camino de Mallén (Belsione). Entre Cascante y Alfaro (Graccurris) buena parte del trazado de la vía ha perdurado convertida en carretera asfaltada (NA-6830), conservando el apelativo de “Vía Romana”.  

Visita a la Calzada Romana: Service
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